Crónica del recuerdo. Miércoles Santo 2020

El Miércoles Santo siempre ha tenido fama de pasar muy lento, aunque este año todo parece ir aún más despacio. Además, hoy sí que se va notando que la Semana Santa se agota. El miércoles siempre ha sido para los cofrades nuestro ecuador, el punto de inflexión en el que hacer un alto en el camino. Se acerca ya el Triduo Pascual. Jesús un año más morirá en la cruz.
Para los hermanos de las cofradías que salen hoy, este año la pérdida es aun mayor. La lluvia les dejó sin salida procesional en 2019. Solo Salesianos desafió -acertadamente- los nubarrones y se encerró justo a tiempo de que no le cayera una sola gota. No sé si lo recuerdan, pero Mediadora se refugió en la Casa Hermandad de Estudiantes y el Rico, tras liberar al preso, emprendió el camino de vuelta. El resto -también acertadamente- tomó la decisión de no salir ante las previsiones que, horas más tarde, se confirmaron.
Por cierto, ¿qué pasará este año con el rito del penado? De momento poco se sabe. El Consejo de Ministros está a otros asuntos y la Cofradía se encuentra a la espera de que el estado de alarme acabe para tomar una decisión en firme. Eso sí, plantean escenarios muy diferentes. Entre ellos está que se haga la ceremonia directamente en la Iglesia de Santiago.
En Cuaresma se comentó mucho el tema, ¿por qué queremos que este año llueva? Quizás nos sirva de consuelo pensar que, de todos formas, nos teníamos que haber quedado en casa. No lo sé. Los cofrades tenemos la sensación de que la lluvia aparece siempre. Lo mismo ahora es un buen momento para hacerse la pregunta, ¿tiene esto alguna base estadística que lo recoja o es solo una impresión? Según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología en los últimos 36 años entre el 9 y el 17 de abril España registra una media de, al menos, dos días de precipitaciones. Cada uno puede sacar de aquí sus conclusiones.
Llueva o no, este Miércoles Santo nos perdemos qué llevará el angelito de la trasera del trono de Salesianos. Echaremos en falta la bendición del Rico en la Plaza del Obispo. En San Juan no habrá guardia al Cristo de Ánimas y Ciegos y el Redentor del Mundo no se volverá a encontrar con el Nazareno del Paso. Las palomas de la Plaza de San Francisco volarán sin rumbo y lamentablemente no se estrenará en la calle la espléndida restauración de Naranjo de la Virgen de Consolación y Lágrimas. Y, ¿qué me dicen de no poder acompañar al Cristo de la Expiración de madrugada? Una faena, pero aquí seguimos. La Semana Santa del recuerdo.