Tres años sin procesiones en Málaga tras los sucesos de 1931

La Semana Santa de este 2020 pasará a la historia por la suspensión de las procesiones en las calles de Málaga. La crisis sanitaria generada por el COVID-19 ha obligado a la Agrupación de Cofradías, la Diócesis y el Ayuntamieno a tomar esta decisión. Sin embargo, no es la primera vez en la historia que esto sucede. Hay que remontarse casi un siglo, a 1932, en plena escalada guerra civilista para ver una situación similar.
Tras los fatídicos hechos de 1931, la Agrupación de Cofradías recomendó en 1932 a las entidades de la ciudad que no procesionaran en Semana Santa. Y así ocurrió, las hermandades malagueñas quedaron recluidas en sus templos y dedicadas exclusivamente al culto interno. Esta decisión fue celebrada por los movimientos anticlericales, como el diario «Rebelión». En su portada de 1932 podía leerse: «No hubo procesiones. Cristo ha sido un parado más. Los mismos que condenan al paro al obrero español, han condenado a él. No ha sido necesario que lo saquen en procesión».

Como respuesta a esta situación, en abril de 1933 se formó en la ciudad una Comisión Pro-Semana Santa para acabar con las imposiciones del gobierno de la República y vencer el miedo a las quemas del 31´.
«Ante la necesidad de levantar el espíritu cristiano del pueblo de Málaga (…), ante la necesidad de fomentar intereses de la Industria y el Comercio (…); recogiendo el clamor general que en todas partes hacía eco de tristeza y de nostalgia por todo lo que se consideraba perdido.»
A aquella primera reunión acudieron ilustres de la ciudad como Manuel Mena, Jorge Eloy García-Mata, Enrique Navarro, Enrique Llovet o José Valles. La primera iniciativa que se tomó, propuesta por el artista Pepe González Marín, se centraba en ofrecer un recital benéfico. Además la Comisión, a través de la prensa, se dirigió a las entidades de la ciudad para recabar su apoyo. De todas ellas solo respondieron tres: la Agrupación de Comerciantes, la Asociación Patronal Mercantil y la Agrupación de Camareros. Este pobre recibimiento de la propuesta llevo a la Comisión a paralizar su actividad hasta que las circunstancias fueran más propicias.
Con la victoria del Partido Radical de Alejandro Lerroux en las elecciones de noviembre de 1933 y su coalición de gobierno con la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) se abrió una nueva oportunidad para los cofrades malagueños. La Comisión se dirigió de nuevo a la prensa, encontrando ahora el apoyo de D. Manuel Prados y López. La respuesta esta vez fue masiva, hasta 60 entidades diferentes quisieron dar su apoyo a la causa: Agrupación de Comerciantes, Confederación de Entidades Patronales, Asociación de Prensa, Agrupación de Cofradías… Visto el nuevo éxito de convocatoria, la Comisión Pro-Semana Santa volvió a reunirse tomando la decisión de redactar y publicar un manifiesto dirigido a la ciudadanía para hacerla conocedora de su creación y solicitar su apoyo. Además, se realizó una ronda de visitas a los presidentes de las diferentes entidades partidarias y se repartieron multitud de pliegos para que los malagueños firmasen a favor de la vuelta de sus tradiciones.

Recibido el apoyo de D. Antonio Baena, gran constructor de la ciudad, y de la Condesa de Berlanga de Duero, Vocal Femenino de la Comisión, el siguiente objetivo era organizar una recogida masiva de firmas. La Comisión se reunió entonces con las autoridades eclesiásticas para que la autorizasen y se llevara a cabo durante el Jueves y Viernes Santo de 1934. Otorgado dicho permiso por parte de la Iglesia, solo quedaba que el Gobernador y el Alcalde se comprometieran a respaldar la seguridad de los acontecimientos. En la semana previa se intensificó la actividad de la Comisión animando a las mujeres de Málaga a lucir mantilla durante la Semana Santa y repartiendo más de 20.000 octavillas a los ciudadanos.
Así el Jueves Santo y Viernes Santo de 1934 se celebró la gran recogida de firmas en la sede de la Agrupación de Cofradías de Málaga, situada por aquel entonces en la Alameda Principal, y en la puerta de la Catedral. Se consiguieron recoger más de 40.000. Además, se montaron altares de culto a las imágenes que habían sobrevivido a las quemas de 1931 y algunas de nueva incorporación, como María Stma. de la Amargura, junto a los enseres procesionales.
Tras el gran apoyo recibido en la recogida de firmas, el siguiente objetivo era recaudar los fondos necesarios para reorganizar la Semana Santa de la ciudad. Para llevarlo a cabo la Comisión acordó solicitar a la Prensa, el Comercio y la Radio Málaga la recaudación. Así, se preparó todo lo necesario para la entrega de los pliegos de firmas. Se entendía que debía hacerse con todos los detalles posibles: las firmas estarían recogidas en una carpeta de terciopelo morado, forrada en seda del mismo color y con el escudo de la ciudad de Málaga bordado y con la siguiente inscripción: «PRO SEMANA SANTA – MÁLAGA A LA AGRUPACIÓN DE COFRADÍAS – 1934».

Con las firmas del Gobernador y el Alcalde encabezando el pliego, la carpeta y el pergamino fueron expuestos durante días en la Casa de los Señores de Morganti. El 8 de abril de 1934, con la presencia del Ministro de la Gobernación, Rafael Salazar Alonso, se entregaron las firmas culminando el arduo trabajo realizado durante años y con la vista puesta en la Semana Santa de 1935, el año en el que el telón volvería a levantarse.