Y Paloma fue su nombre

El próximo 23 de octubre, una semana antes de la Magna del Centenario de la Agrupación de Cofradías, la imagen de María Stma. de la Paloma saldrá en procesión por las calles de Málaga. La dolorosa del sevillano Luis Álvarez Duarte conmemorará así el 50 aniversario de su bendición y será el primer trono que procesionará por las calles de nuestra ciudad en esta vuelta a la ansiada normalidad.
En este reportaje, navegaremos sobre la iconografía mariana de la histórica hermandad malagueña. La primera Virgen de los Dolores, cedida por una familia de hermanos para el culto, la leyenda de 1925 y las tres tallas que hubieron bajo la advocación de Virgen de la Paloma durante el siglo XX. Para la realización del mismo se ha utilizado el archivo histórico de la Hermandad de la Puente y Paloma, así como la edición de 1960 de la revista «La Saeta».
FUNDACIÓN Y PRIMERA TALLA MARIANA
Los primeros documentos que atestiguan la existencia de la hermandad de la Puente nos llevan hasta a 1647. Estos hablan de una hermandad matriz, la del Cristo de la Columna, dentro de la cual encontramos a dos hermandades filiales: la del Santo Cristo de la Puente del Cedrón y la de Nuestra Señora del Triunfo (actual Dolores de San Juan). Era común en la época que aquellas hermandades que compartieran sede canónica – la Iglesia de San Juan en este caso- estuviesen cobijadas bajo una hermandad matriz. Sería en 1655 cuando la hermandad de la Puente se independizaría de la del Santo Cristo de la Columna, siendo totalmente autónoma desde entonces.

Sin embargo, la primera imagen mariana que se refiere en la hermandad no aparece hasta 1909. Por entonces, el hermano mayor era Rafael Atienza, con quien la corporación resurge y vive los mejores años antes de la Guerra Civil. La familia del propio Atienza fue quien cedió una Dolorosa del siglo XVIII, cuya autoría se desconoce, si bien es cierto que se sabe que fue de un escultor malagueño. Tres años más tarde, la entonces hermandad de La Puente y los Dolores adquiriría un trono de estilo neoplateresco, con cuatro grandes candelabros metálicos con tulipas y que carecía de palio. Sin embargo, la Virgen de los Dolores no procesionaría hasta 1915, primer año en el que la cofradía del Miércoles Santo recorrió las calles de Málaga con dos secciones.
Son años de continua reforma en la sección de la Virgen. En 1916 se estrena un manto bordado realizado en taller de Zaragoza y el bordado del vestido, obra de la Religiosas Adoratrices de Málaga. En los dos años siguientes, la hermandad se haría con dos tronos procesionales. El de 1917 de estilo neogótico que como novedad más importante presentaba la aparición de un palio de cajón, con bambalinas bordadas y un manto de terciopelo azul. Sin embargo, al año siguiente, la, por entonces, Virgen de los Dolores estrenó otro trono estilo románico de madera dorada y policromada, obra de Antonio Barrabino, aunque conservaría el palio del anterior trono.

En 1919, las Adoratrices de Málaga realizan un manto nuevo bordado en oro y realizan un bordado en el interior del palio. Asimismo, se sustituyó el marco dorado de madera que remataba el palio, por otro de terciopelo bordado en oro.
LEYENDA DE LA PALOMA: LA NUEVA ADVOCACIÓN
Tras el fallecimiento de Rafael Atienza, Rafael Mata es nombrado hermano mayor, con quien se terminaría de confeccionar el palio y se encargarían al taller del valenciano Pío Mollar cuatro arbotantes para el trono de la Virgen.
Entrados en 1925, en la tarde del Miércoles Santo acontece uno de los sucesos históricos más importantes para la hermandad y para la Semana Santa de Málaga. Durante la salida procesional de ese año, los malagueños arrojaron flores y palomas al paso de la Virgen de los Dolores, y con el transcurrir de la procesión todas revolotearon y escaparon de alrededor del trono menos una, que terminó entrando en la Iglesia de San Juan posada sobre la mano de la Dolorosa. Dolores Carrera, en «Anécdotas y curiosidades de la Semana Santa malagueña» lo relata así: “En el año 1925, al finalizar la procesión, y después de un maravilloso recorrido la Virgen había vuelto hasta su templo con una paloma blanca en sus manos. Alguien, durante la procesión le arrojó a la entonces Virgen de los Dolores, flores y palomas. Revolotearon éstas asustadas y tan solo una se posó a las manos de la Virgen, manos que esta Virgen llevaba cruzadas sobre su pecho. A pesar de las movidas del trono, de las subidas más o menos fuertes, de los vaivenes, la paloma no se separó ni un instante de sus manos y así continuó hasta la misma entrada de su templo, comentándolo todos los hermanos como hecho curioso»

Tras la Semana Santa de ese año, la familia Atienza reclama la talla que cedió a la hermandad. Por esta decisión, un hermano de la corporación, Antonio Domínguez Silva, dona una nueva Dolorosa. Esta era una talla de candelero de finales del siglo XIX y de autor anónimo malagueño. Tras el suceso acaecido en la Semana Santa de 1925, se celebra un Cabildo para decidir la advocación. Dolores Carrera lo narra así: «Se celebra una Junta para tratar tan importante asunto. Entre los asistentes se encuentra un joven, quien formula lo siguiente: Si la Virgen el año pasado entró a la Iglesia con una paloma en las manos, será que ella quiere llamarse así. ¿Por qué no la llamamos Paloma?. Y Paloma fue su nombre.»
RESURGIR TRAS LA GUERRA CIVIL: LA VIRGEN DE NAVAS PAREJO
Los terribles sucesos del 11 y 12 de mayo de 1931 terminaron con el saqueo completo de la Iglesia de San Juan, aunque la hermandad pudo salvar a sus dos imágenes titulares. No tuvieron la misma suerte con el estallido de la Guerra Civil y el 18 de julio de 1936 fue, de nuevo, asaltada y saqueada y ambas imágenes fueron quemadas.

Tras la Guerra, la hermandad tuvo que reorganizarse de cero. Ambas imágenes titulares fueron encargadas al escultor Navas Parejo y la de la Virgen de la Paloma fue bendecida en el Domingo de Ramos de 1939. En 1940 sería la primera salida procesional en la posguerra y la Virgen lo hizo en un trono simple de cajillo color caoba llevando sobre este la antigua cancelería, barras, palio y manto del anterior trono, todos estos salvados de la guerra. Cuatro años más tarde, la hermandad nombra Hermano Mayor Honorario al Ayuntamiento de Madrid, con quien guarda una estrecha relación desde entonces.

En 1956, se encarga al malagueño Pedro Pérez Hidalgo un trono de estilo barroco dorado, completado con un nuevo manto confeccionado por las Adoratrices de Málaga, así como de un nuevo palio, realizado en los talleres de Encarnación Benítez.
CAMBIOS EN LOS SETENTA: LA VIRGEN DE ÁLVAREZ DUARTE
En 1970, la corporación decide cambiar la talla mariana y encarga una al sevillano Luis Álvarez Duarte, siendo bendecida esta el 20 de febrero de 1971. Es el primero de los cambios importantes que realiza la hermandad en los años setenta ya que, tras este, fueron los primeros en vestir a la Virgen de hebrea, en llevar velas rizadas, rosarios en las barras de palio… Ya en la Plaza de San Francisco, nueva sede canónica de la hermandad desde 1995, el 14 de abril de 2008, María Stma. de la Paloma se dirige al taller de Álvarez Duarte para ser restaurada.
Cincuenta años después de ser bendecida, la Virgen de la Paloma recorrerá las calles de Málaga. Un momento que será, sin lugar a dudas, especial para los hermanos de la Paloma y para todos los cofrades malagueños, quiénes se reencontrarán con una de las mayores devociones de la ciudad tres años después.