Una Cuaresma en el Taller de Trillo y Lamas

Nuestros protagonistas hoy son esos artistas que eliminan la mundanidad de la madera para divinizarla y convertirla en las imágenes con las que los cristianos y cofrades engrandecemos nuestra fe, o en retablos, tronos o enseres procesionales que enriquecen el patrimonio artístico de nuestra ciudad y de nuestra Semana Santa.
El pasado miércoles nos desplazamos al taller de Salvador Lamas y Raúl Trillo, ubicado en pleno corazón del Barrio de la Victoria. De las manos de ambos artistas han salido obras insignes de nuestra Semana Santa como el camarín de Jesús de la Pasión de la Iglesia de los Mártires, una reproducción en marfil del Cristo de la Expiración para el estandarte del Señor, la reintegración del retablo del Monte Calvario, el retablo para el Carmen del Rincón de la Victoria y un gran número de enseres y obras de carpintería para gran parte de las hermandades de nuestra Semana Santa.

En medio de una Cuaresma tan esperada como la que vivimos y en la que las hermandades aprovechan para presentar sus estrenos, en el taller de Trillo y Lamas viven días de arduo trabajo y dedicación para completar todos los proyectos. «Afortunadamente estamos teniendo una Cuaresma con muchos proyectos y muy variados entre ellos. De cara a Semana Santa, hemos terminado con el sobretecho de palio del Descendimiento, en el que hemos hecho una restauración de las molduras, estructura… A la Esperanza se le ha arreglado los casquillos de los arbotantes y también hemos realizado las réplicas en miniatura del Cristo de la Expiración que la hermandad reparte a autoridades y para cuarteles de la Guardia Civil. Para cuando se reabra la Iglesia de los Mártires también estamos realizando un zócalo para la Hermandad de Pasión».

Para después de Semana Santa tienen dos proyectos a destacar: la restauración del trono del Cristo de Hermandad y Caridad de la Hermandad de los Dolores del Puerto de la Torre y el retablo del Carmen de la Carihuela. «El trono de los Dolores del Puerto de la Torre es el trono antiguo de la Virgen de la Trinidad. Nuestra actuación se basará en hacerle una estructura y una mesa nueva, siempre manteniendo y mejorando lo que ya tiene de base. Le añadiremos una imaginería nueva y también incorporaremos hachones como parte del diseño de restauración que hemos realizado»
Nada más entrar en el taller encontramos de frente la parte más superior del segundo de los proyectos en los que Salvador y Raúl se centrarán tras la Semana Santa: el retablo para la Virgen del Carmen de la Carihuela. «El proyecto del retablo del Carmen es bastante grande. Pese a que estaba previsto terminarlo para este mes de julio, por motivos de la pandemia la hermandad ha tenido que alargar los plazos y seguramente se concluya dentro de dos años»

Raúl y Salvador además son cofrades -hermanos de la Pasión-, lo que para ellos hace «mucho más especial el proceso de elaboración de los proyectos que luego vemos en la calle y en Cuaresma lo que apremia sobre todo es el tiempo, cumplir plazos y que todo esté lo mejor posible. Aunque, si bien es cierto, nuestra actividad no depende única y exclusivamente de las hermandades de Semana Santa».
«Trabajamos mucho para las parroquias de la Diócesis. Afortunadamente nuestra actividad es bastante variada en ese sentido. Aún con el parón de la Semana Santa, hemos trabajado con los Cármenes del Rincón, Pedregalejo o Carihuela, lo que ha hecho que solo nos hayamos tenido que parar por el hecho de que muchos de los plazos de entrega se han alargado».
Tras dos años de inactividad, hemos vivido restauraciones bastante profundas de imágenes como la de la Virgen del Amparo o Gracia y Esperanza, e incluso una vuelta a la talla primigenia de Consolación y Lágrimas. «Actualmente lo que vemos son modas. En los años 80 y 90 vivimos la moda de que las vírgenes pasaran por las manos de artistas como Álvarez Duarte o Dubé de Luque y veinte años más tarde, casi todas esas vírgenes volvían a ser restauradas por Miñarro. Desde el punto de vista artístico, ni las restauraciones de los ochenta ni las que estamos viendo ahora se deben a otra cosa que no sean modas», apuntan Salvador y Raúl.

«Al final las Juntas de Gobierno las solicitan y los artistas las ejecutan, pero es un tema bastante delicado porque restauraciones tan profundas terminan modificando estructuralmente las tallas y, en algunas situaciones, se debería plantear la posibilidad de hacer una talla nueva de cero.
Lo que no es concebible es que las hermandades hagan cambios tan drásticos en sus tallas cada cierto tiempo, cuando deberían centrarse en su conservación».
Tras la Guerra Civil, una mermada Semana Santa malagueña renació y desde entonces vivimos una evolución artística. «Cuando las cofradías han vuelto a rehacer los apaños que se hicieron para volver a procesionar en la posguerra, muchas no han estado a la altura, entre otras cosas, por caer en las modas de la época y el problema de las modas lo hemos visto cuando 40 o 50 años más tarde se han ido siendo sustituyendo todas estas imágenes, grupos escultóricos, tronos… Está claro que hemos evolucionado, pero a veces da la sensación de que cada cierto tiempo las hermandades intentan rizar el rizo en cuanto a patrimonio art´ístico cuando lo importante es el titular y lo demás es secundario. No tenemos que acomplejarnos y tocar las cosas continuamente, sino darle continuidad y mantener lo que tenemos».
En cuanto a una posible evolución en los tronos, Trillo y Lamas mantienen que «hay que dejar atrás el boom que vivimos cuando los tronos se empezaron a agrandar cada vez más, ya que al final hay muchos que están completamente desproporcionados. No debemos tener miedo en achicarlos o aligerarlos de peso y, para ello, ya disponemos de tecnología, como hizo la Expiración con el trono de la Virgen de los Dolores»
Así es el taller de Raúl Trillo y Salvador Lamas en Cuaresma, conocido por todos los cofrades malagueños y al cual las hermandades y la Diócesis acuden con para aumentar y restaurar su patrimonio. Con una gran evolución en los últimos años, sumado al trabajo duro y serio que realizan, hace que esté colocado en el epicentro malagueño en cuanto a imaginería y restauración se refiere.
