
El debate cofrade malagueño parece vivir en un bucle constante. Año tras año se suceden los mismos temas en los mismas foros de siempre, ¿por qué no conseguimos avanzar? Aunque algunos de estos tópicos estén ampliamente superados, otros se resisten en el tiempo con la intención de no irse nunca. En este artículo repasamos cinco de ellos.
1. Oye, ¿se llenarán los tronos este año?
La pregunta que más se repite, la que nunca falla. El minuto y resultado de la Cuaresma. ¿Qué cofradía todavía no ha llenado sus varales? ¿Cuántos portadores faltan? ¿Por qué no lanzan ya un comunicado? ¿Acaso de avergüenzan de ello? ¿Qué tienen que ocultar los capataces? ¿Es real eso de que hay listas de espera?
Resulta difícil obtener una respuesta definitiva a estas cuestiones. Lo único cierto es que ninguna cofradía ha tenido que suspender su salida procesional por algo del estilo en las últimas décadas. Quizás el problema sea real, pero nunca llegó la sangre al río. Es más, este año hasta la Agrupación ha conseguido llenar los varales del Resucitado -la única imagen sin cofradía de la ciudad- días antes del Miércoles de Ceniza. ¿Málaga tiene un problema real en los tronos o es algo puntual e histórico en casos aislados?
2. Faltan nazarenos, ¿dónde están?
En Málaga el tema de los nazarenos es ya casi un asunto de Estado, pero sol para un grupo distinguido de elegidos. Año tras año se repite la historia, ¿por qué no hay nazarenos? ¿Falta formación? ¿Las cofradías hacen todo lo posible por llenar sus cortejos con velas? ¿Cuántas túnicas se quedan en la Casa Hermandad? ¿Málaga es nazarena?
Bonus track: del varal a las filas nazarenas. ¿Por qué los portadores cuándo se retiran no vuelven al cortejo? ¿Salir de nazareno es solo cosa de mujeres y niños?
La pregunta que quizás habría que hacerse es: ¿Alguna vez salieron de nazareno esos portadores? ¿La ciudad, su R.O. y el ritmo de sus cofradías facilitan o dificultan demasiado salir de nazareno? ¿Realmente existe en la ciudad una cultura para ponerse el hábito nazareno? Probablemente la respuesta a todas las preguntas sea no y, también probablemente, sea este el punto desde el que comenzar.
3. En Málaga no hay Cuaresma
Este es uno de los temas más curiosos de los que se tratan en las mesas de debate. Con los datos en la mano parece demasiado fácil rebatir esta idea cuando la ciudad en estos 40 días esta cargada de eventos + aperitivo, conciertos, conferencias, traslados, etc. Si es cierto que muchos cultos se concentran al inicio de la Cuaresma, aunque no se entiende bien cuál es el problema de que así suceda.
La cofradías deciden cuándo poner sus cultos y las albacerías están a pleno rendimiento con jornadas de trabajo y convivencias en estas fechas. ¿Acaso lo que se echa en falta son otros formatos como los Vía Crucis sevillanos o los cuartelillos cordobeses? Ambos son estupendos y ojala vayan aterrizando en la ciudad más pronto que tarde, pero sin ellos no significa que no haya Cuaresma en Málaga.
4. Terrazas, aforamientos, vallas...
Este sí que es un tema principal y que, desgraciadamente, en los últimos años ocupa los titulares y las portadas de todos los medios. Y con razón. La ciudad se encuentra maniatada y amordazada por una política que inclina la balanza descaradamente hacia la voraz hostelería. Esa misma hostelería que se beneficia y se lucra con los turistas que acuden a nuestra Semana Santa y que, de no ser por ella, no visitarían durante esos días la ciudad.
¿Acaso el espacio público no es de todos los malagueños? ¿Las terrazas son una concesión pública o un chiringuito que maneja el Ayuntamiento a su libre albedrío? ¿Acaso los cofrades somos menos que los hosteleros? ¿Por qué, en lugar de poner impedimentos, no colaboran con la Semana Santa? ¿MAHOS va a mirar algún día por las hermandades y cofradías?
5. Carteles horribilis
La cartelería de la ciudad es tan prolífica que, irremediablemente, cada año se suceden sucedáneos de cartel que horrorizan al respetable. Empecemos por lo principal, ¿por qué en Málaga hacemos tanto cartel sino hay comercio local suficiente para exponerlo? Vivimos en un casco histórico sin malagueños y no paramos de lanzar carteles que nunca serán expuestos en ningún lugar. ¿No se crean para ser vistos?
Solo la ventana de la red social y sus fotografías sacia la sed y apacigua el ego de algunas juntas de gobiernos y artistas que alcanzan su rato de protagonismo cuaresmero con presentaciones solemnes y obras, a veces, cuestionables. Si tanto nos horrorizan algunos carteles, ¿por qué no dejamos de hacerlos? Al menos, el debate sobre estos tiene ya síntomas de agotamiento.
*El recorrido oficial de la ciudad, los cambios y sus mejoras merecen varios capítulos a parte. Durante la Cuaresma en El Itinerario ya habrá ocasión de entrar en materia…