Juan Vega: «Cada vez hay más conciencia artística y es imposible que se repitan circunstancias del pasado»

Detrás de cada imagen que procesiona en nuestra Semana Santa están las manos de un artista que transmite su visión particular de Dios y la Virgen. Su obra trasciende lo artístico y casi lo histórico, para convertirse en el objetivo de los rezos y peticiones de miles de cofrades. Hemos hablado con Juan Vega, escultor malagueño, cuya obra es cada vez más presente en la capital de la ciudad.
«He vivido esta Cuaresma casi como siempre. Nuestra meta de vivir la Semana Santa no la tenemos; pero, a nivel profesional, he tenido mucho trabajo. Los artistas estamos habitualmente encerrados en nuestro taller. Una obra requiere mucha inversión de tiempo, por lo que yo tenía proyectos anteriores a la pandemia con los que he podido seguir adelante»
Esta Cuaresma se ha presentado el conjunto de cartelas del Rocío, ¿cómo ha sido ese proyecto?
«Se quería enriquecer el cajillo del trono de la Virgen. Las cartelas que antes eran de orfebrería plana se quería sustituir por algunas con más volumen. Se ideó un programa iconográfico alrededor de la vida de la Virgen y yo le dí vida a esas cartelas. Este tipo de trabajos tienen la dificultad del tamaño, son escenas muy pequeñas y hay que jugar en muy poco espacio»
También se ha presentado la tercera figura del grupo del Suplicio, ¿cómo se está desarrollando y si hay fecha de finalización?
«Son seis figuras en total, hemos presentado un sayón que trabaja en la colocación de la Cruz. Cuando acordamos la realización de este conjunto, decidimos acompasar el ritmo de ejecución a la disponibilidad que tuviésemos y ahora mismo prima la economía. No hay una fecha concreta y tendremos que volver a sentarnos para ver el calendario y las posibilidades que hay. Todo lo que está pasando trastoca y habrá que rediseñar los plazos»
¿Cómo es el desarrollo en el diseño y ejecución de un grupo escultórico?
«Una de las cosas buenas de mis años de trayectoria es que casi siempre la hermandad me da total libertad. Normalmente hay una imagen de un titular existente, con su personalidad propia, y el conjunto que lo acompañe debe adaptarse un poco. Manteniendo siempre el estilo propio, hay que estudiar al artista en cuestión e intentar nunca restarle protagonismo al titular»

¿Sigues teniendo los nervios del primer día cuando vas a presentar una nueva obra?
«Siempre hay nervios y los días previos los vivo con mucha intensidad. Poco a poco aprendes a dominarlo, pero se vive con mucha ilusión. Cuando además sabes que el trabajo que vas a presentar es una buena obra, también tienes el deseo de darlo a conocer y de someterlo a la crítica. De cada encargo se aprende algo nuevo»
¿Cómo afecta la crítica más negativa cada vez que presentas una obra?
«Los principales críticos somos los propios artistas. Yo soy muy autoexigente conmigo mismo y, cuanto más años pasan, más pienso que cada obra tiene que ser lo máximo que yo haya podido dar en ese momento. Una vez que la expones, hay que escucharlo todo y, a veces, lo negativo te ayuda a seguir creciendo. Si son todo parabienes corres el riesgo de acomodarte»
«Cuando veo una obra mía siento una satisfacción tremenda, ser escultor ha sido mi sueño desde que tenía 10 años. Vivo de mi trabajo y me siento muy realizado. Cada encargo bien ejecutado es un impulso más para seguir adelante»
¿Se afronta de la misma manera la ejecución de un Cristo o una Virgen que un grupo escultórico?
«A nivel técnico se usan las mismas técnicas: bocetos, modelado en barro, madera y luego policromía. A nivel estético cada obra es un mundo. La expresión, el dinamismo o lo que se busca transmitir es totalmente diferente de un romano a una Dolorosa. Intento meterme en el papel de la escultura que tallo»
Los grupos escultóricos de Suplicio y Azotes o los estudios iconográficos del Rocío y el Resucitado, ¿cómo ha sido la evolución de Juan Vega durante los últimos años?
«Dedicarse al arte no es fácil, hay que llevarlo con mucha disciplina. Sin esfuerzo y sin trabajo no se consigue nada, pero también tiene que acompañarte un poco la suerte. Mi filosofía es que cada obra te abre las puertas para la siguiente. He podido hacer grupos escultóricos, imaginería más pequeña, cartelas, Dolorosas y Cristos. He podido ir abarcando las distintas esculturas que se pueden hacer»
¿Cómo está afectando la pandemia a los artistas?
«Se está notando en todos los sectores pero como tenemos proyectos a muy largo plazo, lo hace con un poco de retraso. Ya se empieza a notar que se dan menos presupuestos por la incertidumbre que estamos pasando todos. En mi caso, todos los proyectos han seguido adelante, aunque si que se han revisado los plazos y se han alargado en el tiempo. Sobre nuevas obras si que hay un freno echado, aunque pienso que cuando haya más certidumbre se volverá a reactivar todo»
«El tema de las ayudas es complejo. Si las autoridades ayudan a las hermandades y estas a su vez revierten esos fondos en que todo el tejido cofrade, bienvenido sea. Que todo se haga con transparencia y bien elaborado»
¿Cómo está evolucionando Málaga en el ámbito artistico?
«En los últimos 15/20 años se ha hecho una apuesta muy rotunda, ligada a la proliferación de talleres artesanales alrededor de las cofradías. Todos hemos ido de la mano, la aparición de nuevas cofradías y el apoyo de las que ya existían ha sido fundamental. Se ha creado una conciencia artística y las personas encargadas del patrimonio cada vez están más especializadas. Hay expertos pendientes de que se cuide lo que ya está y de que todo lo nuevo sea lo mejor que se pueda hacer»
¿Crees que se está apostando más por la cantidad de estrenos antes que por la calidad?
«No lo veo así, creo que estrenar forma parte de nuestra idiosincrasia. Todas las cofradías llevan muchos proyectos a la vez y se intenta encargar algo todos los años. Yo lo veo positivo, siempre que haya un encargo hay un artista detrás que vive de ello. Entiendo que todo lo que se hace está estudiado por un equipo de personas que saben lo que están haciendo. Cada vez tenemos más cultura artística y sabemos distinguir lo bueno de lo malo»
En los últimos años se están viviendo muchas restauraciones, ¿se está haciendo un esfuerzo por recuperar las estampas originales?
«Al estar cada vez más preparados, acompañado de que hay grandes profesionales de la restauración, no se permiten ningún tipo de transformación como se hicieron en años pasados. No se permiten cambios radicales que vayan en función de ninguna moda. Al revés, si se puede recuperar algo de la imagen original se intenta. Alterar no es restaurar, restaurar es intentar recuperar lo original»
En esas alteraciones pasadas, ¿la responsabilidad recaía sobre las hermandades que seguían modas o sobre los artistas que ejecutaban lo que querían?
«Cuando se altera una imagen es fruto del convenio de las dos partes. Es responsabilidad del que lo acepta y del que lo propone. La no formación de las personas ha sido clave en eso. La preparación es lo más importante. Las mentalidad han cambiado y yo creo que no se haría por ninguna de las partes. Las cofradías no buscan cambios radicales y los profesionales no quieren meterse en ese tipo de charcos»

Si las obras de artes de nuestra Semana Santa estuviesen en un museo, ¿serían mucho más valoradas?
«Posiblemente, la idiosincrasia de nuestro pueblo es estar con las imágenes, arroparlas, rezarles y sacarlas en procesión. Todo eso hace que se vean menos como obras de arte y más como imagen devocional. Se pierde el carácter museístico al estar completamente asimiladas en nuestra vida. Están muy valoradas por el pueblo y, aunque no estén tan valoradas a nivel artístico, son casi de la familia de los cofrades»
Como escultor y cofrade, ¿qué piensas del habitual ataque a los cofrades de que se adoran esculturas?
«La labor del imaginero es la de acercar la fe al pueblo. Intentamos ponerle rostro a Jesús y a la Virgen y eso forma parte de los cristianos. Nuestras imágenes son un medio para que el pueblo le rece y le pida. Son esculturas, pero nosotros las vemos como nuestro Dios»
¿Cómo va a pasar la Semana Santa?
«Voy a seguir relajando, aunque un poco más relajado que en la Cuaresma. Intentaré escaparme y disfrutar de las imágenes en las iglesias. Soy un cofrade de a pie, me gusta patearlo todo y para los cofrades esto es un mazazo. Hay que ser optimistas y pensar en que la Semana Santa del 2022 pueda celebrarse»
De cara a la Semana Santa del 2022, ¿hay algún deseo o proyecto especial?
«No puedo decirte nada de cosas que estén en el aire y más ahora. Normalmente, cuando termina la Semana Santa es cuando empiezan las reuniones sobre posibles encargos. El principal proyecto que tengo entre manos es la culminación del conjunto del Suplicio»