Horarios e itinerarios: el tiempo de paso y otros conceptos

Una de las reclamaciones más corrientes de los cofrades durante los últimos años es la de ajustar los tiempos de paso de las cofradías para evitar los parones y las interminables esperas por la lentitud de los cortejos. Esta Cuaresma los horarios e itinerarios, con el nuevo Recorrido Oficial – a partir de ahora R.O.-, serán inevitablemente protagonistas.
La Agrupación de Cofradías aprobó en 2014 un reglamento de horarios e itinerarios que procuraba poner las bases de las negociaciones en las reuniones de la Comisión y, de esta forma, evitar los reiterados cortes. También pretendía facilitar cambios para el futuro, aunque dejaba claro que seguirían pesando los derechos adquiridos en años anteriores.
Pero, ¿realmente conocemos cómo se configuran los itinerarios? En este artículo tratamos de poner nombre y apellidos a cada uno de los factores que juegan un papel relevante en la elaboración de los recorridos, aclarar confusiones frecuentes entre los conceptos y descubrir cómo cambiará la concepción de los itinerarios con el nuevo R.O.
Del tiempo de paso al tiempo de desplazamiento
El reglamento de horarios e itinerarios de la Agrupación de cofradías en su artículo 4.2 define el tiempo de paso como “la diferencia entre las horas de inicio y final por un lugar en concreto. Determina el tiempo que cada cofradía (desde su primer integrante hasta su último componente) tarda en pasar por un mismo punto”.
Un caso ficticio como ejemplo: Si la cruz guía de una cofradía llega a la Tribuna Oficial a las 17:00 y el último músico o promesa que va tras el trono de la Virgen abandona ese mismo punto a las 17:55; el tiempo de paso de esa cofradía por Tribuna Oficial será de 55 minutos.
Para el anterior R.O. el tiempo de paso era el punto fundamental sobre el que se construían los horarios de la jornada. El reglamento recoge que cada cofradía en el R.O. con un solo trono tenía 35 minutos de tiempo de paso y las que tenían dos o más tronos 60 minutos por norma general, aunque en los últimos años algunas trataron de reducirlo.
Ahora la fórmula ha cambiado. El presidente de la Comisión de Horarios e Itinerarios, José María Souvirón, confirmó en las tertulias de Veranos de Pasión el pasado mes de julio que el tiempo de paso ha quedado en un segundo plano y que el nuevo R.O. se centrará en el tiempo de desplazamiento.
El tiempo de desplazamiento se trata, como establece el artículo 4.2 del reglamento de la Agrupación, del «tiempo que cualquier Cofradía necesita para que el inicio de su cortejo se desplace desde el control de Entrada hasta el de Salida del R.O.». En el anterior trazado estaba en 65 minutos. En definitiva, es el tiempo que tarda la cruz guía de una cofradía en avanzar de un punto del recorrido a otro. Un concepto que puede parecer similar al del tiempo de paso, pero que en realidad no guardan una similitud tan directa como aparenta.

La diferencia entre tiempo de paso y tiempo de desplazamiento está en que ya no solo hablamos del ritmo o la velocidad con la que la cofradía pasa por un punto, sino del tiempo que tarda su cruz guía en llegar de un sitio al otro.
Pongamos otro ejemplo ficticio: Si la cruz guía de una cofradía está en la Plaza de la Merced a las 17:00 y, más tarde, la cruz guía llega a la Tribuna de los Pobres a las 18:30; el tiempo de desplazamiento de la cofradía de la Plaza de la Merced hasta la Tribuna de los Pobres es de 90 minutos.
Según el presidente de la Comisión, este cambio conseguirá dotar dar una mayor flexibilidad a los cuadrantes horarios dejando atrás los enquistados tiempos de paso establecidos en el tradicional trazado. Sin poner en duda -de momento y a la espera de que se confirmen los nuevos itinerarios- que el trazado del R.O. y los cambios de posición puedan arreglar algunos de los puntos de conflicto habituales en los últimos años, el cambio de tiempo de paso a tiempo de desplazamiento no tiene por qué significar una solución para todos los problemas. Simplemente es una fórmula de medición diferente para empezar de nuevo la partida en las reuniones de la Comisión.
Souvirón informó en Veranos de Pasión que desde la Agrupación barajaban que podían ser 80 los minutos que, por norma general, tendrían las cofradías en el nuevo R.O. este año. Meses después y tras terminar los estudios pertinentes, la Agrupación aprobó los horarios de entrada y salida del R.O. y el tiempo de desplazamiento que se estableció de Tribuna a Torre Sur para todas las cofradías será de 110 minutos.
La importancia de la longitud de los cortejos
Apuntados esto conceptos, hay que añadir un tercero a la ecuación para tener una visión completa de los cortejos. Los cofrades no suelen atender a un recurso recurrente utilizado por las hermandades para reclamar más tiempo a la Agrupación: la longitud de los cortejos. Hablamos aquí de la extensión o de los metros que ocupa una cofradía en la calle desde su cruz guía hasta el último componente de la banda o promesa en un momento concreto.
Traslademos esto de nuevo a un ejemplo: Si a las 17:45 la cruz guía de una cofradía está en la Tribuna Oficial y el último componente de la banda está en el nº 8 de la calle Cisneros; la longitud del cortejo de esa cofradía a las 17:45 será de 225 metros.

Durante años, algunas cofradías han alargado su cortejo –en muchas ocasiones de forma desmesurada- para utilizar todo el tiempo de paso conseguido en las reuniones de la Comisión. Considerando que de este modo su cortejo cobraba más importancia, lo extendían ocupando más tiempo del que realmente necesitaban con el fin conservar su horario y tiempo de paso en R.O., aunque estuviera desproporcionado y pudiera ralentizar la jornada.
La longitud de los cortejos, aun así, no suele ser constante en todos los puntos del recorrido. Se puede comprimir o extender –el famoso efecto acordeón- por determinadas circunstancias como la estancia en la S.I. Catedral. Ahora bien, aglutinar más tiempo en la jornada para favorecer el lucimiento de la cofradía, en multitud de ocasiones, entorpece la composición de los horarios de la jornada y el buen discurrir del resto de hermandades.
Si el tiempo de desplazamiento se respeta, la longitud del cortejo debe ser también la adecuada para el ritmo marcado y el tiempo de paso deberá terminar ajustándose a ésta. De no ser así, el resultado acabará por no ser el deseado pudiendo generar esta circunstancia los mismos problemas o, incluso, otros nuevos.
Lo fundamental para tener unos buenos itinerarios es que estos estén adecuadamente tasados teniendo en cuenta la longitud de los cortejos -tanto en el caso de los tiempos de paso como en el de los tiempos de desplazamiento- y que, siendo estos los oportunos, el cuadrante horario no provoque cortes entre cofradías. Habría que tener en cuenta además la composición de cada cortejo (militares, presidencia, etc.) y la impronta o el estilo de procesionar que atesora cada hermandad.
Un último apunte. Frecuentemente, entre los jefes de procesión, mayordomos y capataces, se suele hablar de los pasos/metros por minuto que es capaz de dar su trono en la calle. Este patrón popular de medida habla de la velocidad o el ritmo de los tronos y se traduce en la división que hacen entre el espacio que recorren sus titulares y el tiempo que tardan en hacerlo. Para una cofradía es importante conocer hasta que velocidad es capaz de avanzar su titular garantizando la solvencia de sus portadores para completar el recorrido sin incidencias.
Resulta habitual entre los cofrades la confusión entre lo que es el tiempo de paso o el tiempo de desplazamiento, o los metros por minuto que un trono puede avanzar. Además, no se suele tener demasiado en cuenta la longitud de los cortejos cuando, en la práctica, esto es primordial para entender los retrasos y parones que se dan a píe de calle cada Semana Santa.