Eterna gubia

Estamos de paso. El pasado 13 de septiembre recibíamos la noticia del fallecimiento de Luis Álvarez-Duarte, insigne escultor de nuestra Semana Santa y autor de numerosas imágenes pasionistas de la ciudad. En el día de ayer era Antonio Dubé de Luque el que nos dejó en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla tras una larga enfermedad.
Como pasa con todos los grandes artistas, ellos se van pero permanecerá su legado en la historia. Y es que resulta inimaginable el panorama cofrade malagueño actual sin las figuras de Álvarez-Duarte y Dubé de Luque. Dos imagineros que cuentan con una larga lista de tallas creadas para nuestra Semana Santa. Dos artistas que dejaron el arte, la calidad y la delicadeza en nuestra ciudad.
En lo que concierne a Dubé de Luque, el sevillano se encargó de hacer realidad a la Virgen de Lágrimas y Favores, la del Amor, los dos titulares de la Hermandad de Salutación, la Virgen del Mayor Dolor de Fusionadas y la imagen mariana de Crucifixión. De las manos de Álvarez-Duarte salieron los titulares de la Hermandad de la Cena y de la Salud, la Virgen de la Paloma o la Virgen de la Merced, entre otras muchas. La obra de ambos artistas se concentra entre los años setenta y ochenta, momento en el que muchas hermandades malagueñas se encontraban en procesos de reorganización tras la Guerra Civil y la quema de conventos de 1931 y 1936.
Muchas de las imágenes a las que rendimos culto ahora y en las próximas décadas salieron de sus talleres. No se entendería nuestra devoción y nuestra forma de entender la Pasión sin las gubias de Álvarez-Duarte y Dubé de Luque. Eterna gubia. Esa gubia con la que tallaron a Dios y a su madre. Esa gubia que se apagó pero que permanecerá encendida en el recuerdo para siempre. Estamos de paso.