Crónica del recuerdo. Lunes Santo 2020

Quizás tu mente esté hoy pensando en una Plaza del Obispo abarrotada a la espera del «Gaudeamus Igitur». Es Lunes Santo y duele saber que nadie estará en la Catedral esperando a la Virgen de los Dolores. Tampoco podrá un Cristo crucificado desafiar a la calle Carrión cuando caiga la noche. ¿Y qué será del pueblo gitano sin su encuentro a pulso en la Merced?
Confieso que hoy solo se me viene a la cabeza una imagen: la de la Iglesia de los Mártires vacía a las cuatro de la tarde. Sé que los hermanos de Pasión lo entenderán mejor que nadie.
Más allá de todas estos momentos que echaremos en falta, hoy nos une algo especial a los malagueños. Una imagen que va más allá de nuestras fronteras, incluso que a nivel devocional supera lo puramente cofrade. De entre muchas, me quedo con la forma de recogerlo tan cercana y singular que tuvo Antonio Banderas en su pregón a través de un personaje en particular:
«Carmen tiene un saco lleno de razones para salir de promesa en la noche del Lunes Santo, pero no más ni menos que el resto de las miles de personas que caminan cada año tras el trinitario. Pide Carmen por su marido Ramón, que a punto estuvo de reventarle el corazón ese infarto del que todavía hoy se recupera y que lo tiene postrado en la cama. Pregunta por qué la naturaleza le cerró las puertas de la maternidad. Pide Carmen salud para su hermana Rosa, para su cuñado Paco y para su sobrino Pablito que se había convertido en el hijo que nunca tuvo«.
Y hoy, ¿qué promesa le hará Carmen? ¿De qué hablará con Él? ¿Desde dónde le estará esperando? Ella es el espejo en el que todos nos reflejamos. Cada uno desde su ventana, confinado en su hogar. Porque este Lunes Santo nos sobran razones para caminar tras el Cautivo.
Esta noche no le veremos cruzar el puente, pero seguirá yendo a nuestro encuentro. Cuidará a los enfermos y a los médicos que, en primera línea de batalla, luchan contra un maldito virus que ha puesto a nuestra Málaga en jaque. También estará acompañando a las personas que se ponen en riesgo para que todo siga funcionando. Son ellas las que hoy más le necesitan. Serán la promesa que este año camine tras su túnica blanca, solo que esta vez lo harán desde la UCI de un hospital, tras el mostrador de una farmacia o en la caja de un supermercado.
Este Lunes Santo estoy convencido de que Carmen le esperará en casa. Seguramente ahora mismo se estará preguntando cuándo podrá llevarle el clavel que le prometió. Todavía no tiene una respuesta. Solo le queda soñar con volver a verlo pronto por las calles de su barrio, de la Trinidad. Cuando todo esto acabe, ¿por qué no hacerlo realidad? Málaga le estará esperando con los brazos abiertos.
«Te quiero porque nos das consuelo, porque nos unes, y porque eres pueblo Cautivo, eres pueblo como yo».