Crónica del recuerdo. Domingo de Ramos 2020

La sección de la Virgen del Patrocinio a su paso por Casapalma | Arturo Higueras

Esta Semana Santa nos toca vivir del recuerdo. De lo que siempre ha sido y este año no podrá ser. La ocasión no nos deja alternativa. Pero a pesar de todo, aunque no haya cofradías en las calle, sí que hay sitio para ellas en nuestra memoria. En esto amanecía Málaga esta mañana, con la cabeza en otro sitio. Encontrándose con el pijama puesto y la túnica sin planchar. Desayunando tarde, sin nada que estrenar, pero con la mente puesta en c/Parras. El lugar donde se abre el telón de la historia que hoy nos toca recrear.

Este año se nos presenta una ocasión idónea para vivir la Semana Santa en nuestro interior, desde el silencio y la oración. Así nos lo decía el Obispo esta mañana. Con un mensaje dirigido a todos los cofrades de la ciudad nos invitaba a «celebrar esta Semana Santa unidos a Jesús». La Misa de las Palmas sí la hemos podido seguir y vivir en televisión desde la Catedral. Ahora bien, sin poder traer a casa las ramas de olivo.

Desafiando a la nostalgia muchos cofrades han decidido levantar el ánimo con «María Santísima del Amparo» de Molero Luque. Desde los balcones y a todo volumen. Porque las mañanas de Domingo de Ramos en Málaga pertenecen a la Pollinica y a su Virgen del Amparo. Suceda lo que suceda. Hoy también ha sido la primera.

Si algo nos recuerda el Domingo de Ramos son sus tradiciones, el motor que enciende el corazón de los recuerdos del cofrades. Hoy las hemos tenido que poner en pausa. Pronto volverán. Muchos han intentado repetirlas en casa o, al menos, recrearlas: palmas artesanales en los portales, desayunos en familia a través de una videollamada y un sinfín de fotografías y mensajes en las redes sociales. Con eso nos hemos tenido que conformar esta vez.

Ya con el sol de la tarde nuestros teléfonos se ha llenado de mensajes y vídeos con petaladas, encierros, curvas y salidas de las cofradías del Domingo de Ramos, que son muchas. Con ellas, cientos de nazarenos han tenido que dejar la vela y la promesa en casa. Algunos habrán podido encender el televisor y echar un rato de consuelo viendo las redifusiones con la que estos días nos acompañarán las televisiones locales. Otros ni eso. Hay que darse tiempo, todavía queda mucha semana por delante. Lo que le vaya pidiendo a uno el cuerpo. Mientras tanto, aquí estaremos.