80 años de Soledad

Nuestra Señora de la Soledad de la Hermandad del Santo Sepulcro está de aniversario. La dolorosa del malagueño José Merino Román cumple 80 años de su primera salida procesional. Antes de su llegada a la capital malacitana, la talla vivió un convulso periplo por dos hermandades sevillanas, la Hiniesta y los Gitanos.
Un incendio en la Iglesia de San Julián de Sevilla llevaría a encargar a la hermandad de la Hiniesta una reproducción exacta de la titular de la corporación. Pero no quedó satisfecha con el resultado. Tras pasar un tiempo en el taller, Merino Román llevaría la actual titular del Santo Sepulcro a San Román, sede canónica de los Gitanos. Todo ello, para que, finalmente, unos años después el destino la colocase en Málaga.
En este reportaje navegaremos por la historia de la imagen de Nuestra Señora de la Soledad. Para la realización de este artículo se han consultado los archivos de la Hermandad de la Hiniesta y de los Gitanos de Sevilla y del Consejo de Hermandades y Cofradías de la capital hispalense, así como las ediciones de 1960, 1962 y 2015 de la revista de «La Saeta» de la Agrupación de Cofradías de Málaga.
La Soledad y la Hiniesta
El clima anticlerical que se respiraba durante los primeros años de la II República dejó huella en algunas ciudades de nuestra geografía. Durante estos años se sucedieron las quemas de multitud de Iglesias, conventos o capillas con la consiguiente pérdida irreparable del patrimonio artístico, escultórico e iconográfico de las cofradías andaluzas.
La ciudad de Sevilla fue testigo de uno de los múltiples episodios anticlericales que se dieron en estas fechas: el incendio que un grupo de radicales provocó en la Iglesia de San Julián en la madrugada del 8 de abril de 1932. Dicho altercado -que se saldó con la detención de dos hombres- acabó con gran parte del patrimonio, sobre todo iconográfico, de la Hiniesta. La hermandad relata que en este trágico acontecimiento perdieron a su titular cristífero, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, la Hiniesta Gloriosa y a la dolorosa María Santísima de la Hiniesta. La corporación recibió el pésame de numerosas personas e instituciones de la época. Entre las cuales destacamos a la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, por su indudable influencia en la sociedad de la Sevilla de la época.

Tras lo sucedido, la hermandad sevillana se puso manos a la obra para recuperar la normalidad. El encargo de reponer la talla de María Santísima de la Hiniesta Dolorosa lo recibió el pintor Santiago Martínez Martín, quien fuera miembro, precisamente, de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría desde 1925. Él se encargó de la restauración de la otra titular mariana de la hermandad, la Hiniesta Gloriosa, en 1912.
Martínez Martín no iba a confeccionar la nueva talla. El artista solo tenía la misión de escoger la más adecuada entre las propuestas que iba a recibir la hermandad. Cuatro artistas aceptaron el encargo y trataron de realizar una reproducción lo más exacta posible a la quemada en el trágico incendio: Antonio Bidón Villar, Cayetano González Gómez, Antonio Castillo Lastrucci y nuestro protagonista, José Merino Román. La dolorosa de Merino Román, que se confeccionaría en su taller ubicado en el popular barrio de la Macarena, se presentó ataviada de hebrea y con un aro de diez estrellas.
El destino quiso que la imagen escogida por la Hiniesta fuese la de Castillo Lastrucci al ser ésta la que se asemejaba, más fielmente, a la perdida en los sucesos de 1932. De esta manera, la imagen de José Merino Román, al no ser la elegida, volvería al taller del imaginero malagueño afincado en Sevilla. La, entonces elegida, talla de Antonio Castillo Lastrucci volvería a ser trágicamente quemada en los sucesos del 18 de julio de 1936. Fue entonces cuando el escultor sevillano, en 1937, recibió el encargo de la que es actualmente la titular mariana de la Hiniesta y que sería una reproducción fiel a la perdida en 1936 y, en definitiva, a la que se quemó en la Iglesia de San Julián en 1932.
La Soledad como Virgen de las Angustias
Conocedores de la tensa situación política del momento, en 1935 la Hermandad de los Gitanos de Sevilla quiso sustituir la talla de María Santísima de las Angustias, obra de José Montes de Oca. Tomaron esta decisión previendo una posible Guerra Civil o simplemente para que, de darse un episodio anticlerical como el que acabo con San Julián, la imagen no resultase dañada.

La imagen escogida para su sustitución fue la talla realizada por José Merino Román, la actual Soledad que, por entonces, se encontraba en el taller del artista tras el proceso de selección fallido de la Hiniesta. El enorme parecido entre la Dolorosa de Montes de Oca y la de Merino Román explica la decisión de los Gitanos.
Tras la compra de la talla el 4 de abril de 1935 y el correspondiente triduo en la Iglesia de San Román -el 10, 11 y 12 de abril- llegaría la Madrugá. La imagen realizó, en la madrugada del 19 de abril, la estación de penitencia a la Catedral de Sevilla tras el Señor de la Salud, el titular cristífero de la hermandad.

El diario ABC en su edición de Sevilla relata tal acontecimiento en su crónica de la Madrugá del 20 de abril de 1935: «Cerraba la marcha la de San Román, que entró en la Basílica cuando el sol iluminaba de lleno el cuadro incomparable».
Tras la estación de penitencia de 1935, la junta directiva de los Gitanos decidió reponer al culto de nuevo a la dolorosa de José Montes de Oca en San Román, devolviendo así la de Merino Román al taller del escultor malagueño. La talla de Montes de Oca, que volvería tras el pequeño paréntesis del 1935, saldría en procesión al año siguiente para acabar siendo, fatalmente, quemada en los incendios que tuvieron lugar el 18 de julio de 1936 en San Román. La reposición de la nueva y actual talla de María Santísima de las Angustias corrió a cargo del imaginero sevillano José Manuel Rodríguez Fernández-Andes.

La Soledad en Málaga
Tras su recorrido por la ciudad hispalense, la talla de José Merino Román encontraría su sitio en la Málaga natal del escultor. La Hermandad del Santo Sepulcro, tras haber perdido a sus titulares en 1936, buscaba volver al esplendor que le caracterizó en los años previos a la Guerra Civil.

La hermandad oficial de la Semana Santa de Málaga decidió adquirir la imagen de Merino Román el 11 de abril de 1938. La compra se hizo efectiva mediante un contrato firmado entre el imaginero y el hermano mayor del Sepulcro por aquel entonces, José Reding Marín. En el contrato rezaba: «El escultor D. José Merino Román es propietario en pleno dominio de una imagen, por él construida, de la Santísima Virgen, la cual vende a la Hermandad en el precio de dos mil pesetas».
La, ahora sí, Virgen de la Soledad tendría que esperar al 7 de Abril de 1939 para realizar su primera salida procesional en Málaga. Hoy se cumplen ochenta años de tal acontecimiento.

La historia de Nuestra Señora de la Soledad en Málaga, al igual que la de la cofradía tras la Guerra Civil, se divide en tres etapas. En una primera, la Dolorosa se encuentra en el Santuario de la Victoria, lugar desde donde efectuó su primera salida.
Posteriormente, en 1967, el Santo Sepulcro se trasladaría a la Iglesia de los Santos Mártires donde sus imágenes recibirían culto hasta el 25 de Enero de 2014. Es en esta fecha cuando la hermandad, tras haber hecho las reformas pertinentes, se traslada a su sede canónica actual, la Iglesia de Santa Ana del Císter
Un proceso de selección efímero en la Hiniesta, una Madrugá en Sevilla con los Gitanos y una etapa -que hoy continúa- de excelencia y sobriedad en el Santo Sepulcro de Málaga. La talla de José Merino Román que la historia quiso que, pese a todo, se apellidara Soledad.
